Tratamiento de los problemas sexuales y reproductivos

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26 ENERO 2018 0 comentarios

El hecho sexual humano aborda varias dimensiones: el sexo, la sexualidad y la erótica.  Somos seres sexuados,  vivimos y disfrutamos nuestra sexualidad a solas o en compañía. Pero durante ese viaje, pueden surgir algunos problemas que inciden de forma negativa en nuestra salud. Siguiendo la definición de la OMS, que clasifica la salud no solo como ausencia de enfermedad sino como un estado global de salud física, psíquica y social, el abordaje de la sexualidad debe ser holístico y multidisciplinar. Por ello, el enfoque debe contemplar desde profesionales de la ginecología (en el caso de las mujeres) hasta personas expertas en urología, sexología, psicología y otras especialidades de salud.

Este abordaje bio-psico-social nunca debe olvidar la terapia sexual. A menudo, en consulta, el tema de las relaciones sexuales puede ser un tabú y da medio hablar sobre cualquier tipo de disfunción que pueda surgir. Pero no hay que olvidar que una sexualidad poco satisfactoria incide en el resto de los aspectos de la vida cotidiana de la persona, pudiendo ser causa o consecuencia de otras disfunciones.

La falta de deseo sexual, por ejemplo o el dolor ante la penetración (dispareunia) son causas frecuentes de visita a profesionales. En  el primer caso, en muchas ocasiones se trata de problemas de tipo psicológico. En el segundo, se puede tratar de problemas de tipo fisiológico o biológico. Pero si, descartadas las pruebas, no existe un problema físico, podríamos estar ante un problema de vaginismo (contracción involuntaria de los nervios de la vagina). En este tipo de disfunción sexual, se deben seguir técnicas de terapia sexológica o terapia sexual.
Se estima que entre un tercio y la mitad de las mujeres sufrirá algún tipo de disfunción sexual a lo largo de su vida (hipodeseo, sequedad vaginal, pre-orgasmia, etc.). Las consultas más frecuentes de las mujeres son en relación al dolor durante la penetración, especialmente cuando buscan un embarazo (ya que hay otras prácticas además del coito). Aunque se sabe que muchas no llegan al orgasmo, este motivo parece no ser suficiente para que acudan a consulta. La temática de la consulta no ha variado mucho en los últimos años, lo que sí ha pasado es que ha aumentado más el número de mujeres que acuden a terapia sexológica (algo que es mucho más visible aún en los hombres, que empiezan a acudir).

Sin embargo, se estima que la mayoría de las personas con problemas sexuales no acuden a profesionales.

En cuanto a la salud reproductiva de la mujer lo más habitual es que también tengan que intervenir unidades de obstetricia. El embarazo, el parto y el puerperio tienen características específicas para lo que hay que conocer el cuerpo de las mujeres. Del mismo modo, el ciclo menstrual y la menopausia deben verse como algo positivo pero para poder atenderse de una forma eficaz, pudiendo paliar los cambios hormonales pero empoderando estos procesos desde una óptica no meramente reproductiva.

Un reciente estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), publicó que aproximadamente un 28% de las mujeres ya no son madres. De este 28%  solo de un 2 al 3 % no lo era por causas biológicas. Un 17-18 % por causas emocionales y económicas. Y un 5% por libre decisión (no tener deseo de maternidad).  Otro estudio de Robin Hadley concluyó que tanto hombres como mujeres tenían parecido deseo maternal y que incluso ellos se deprimían más cuando no podían.

Del mismo modo, los trastornos o disfunciones sexuales masculinas requieren atención específica. Así, las más frecuentes, como los problemas de próstata, son tratadas en urología. Pero la eyaculación precoz, la disfunción eréctil y la anorgasmia, descartados los problemas biológicos, requieren un tratamiento más sexológico.

La eyaculación precoz y la disfunción eréctil (también conocidas como insatisfacción con el tiempo de eyaculación o insatisfacción son el tiempo de erección) habitualmente son abordadas desde las expectativas no realistas del hombre o de la pareja con el tiempo que se supone ha de durar la erección o la eyaculación. “El miedo a no dar la talla” o la ansiedad anticipatoria deben ser abordados por profesionales de la terapia sexual o de la psicología.
En la mayoría de estos casos, tanto en los varones como en las mujeres, es importante saber si son primarios o secundarios, es decir, si siempre se han producido o si han empezado a raíz de algún suceso en concreto. También los síntomas en los que se manifiestan. A muchas de estas disfunciones pueden no dárselas la importancia que merecen. Y no solo porque le valoremos menos nuestra sexualidad de lo que merece, sino porque puede indicar otro problema de salud. Por ejemplo, la diabetes puede ocasionar dificultades en la erección.
En cuanto a los problemas en interacción con otras personas, la terapia de pareja, de corte psicológico, ayudará a una mediación para mejorar las habilidades sociales y de comunicación.

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